Bueno. La sociedad familiar Porsche tuvo que trasladarse desde Stuttgart a
Gmünd a causa de la Segunda Guerra Mundial. Stuttgart es una pequeña localidad
austriaca donde, en julio de 1947, Ferry Porsche dio rienda suelta a su
imaginación y empezó a construir el roadster de dos asientos que siempre había
querido. Se instaló en un antiguo aserradero y sólo un año después nacía el
primer deportivo de la marca, el 356, basado en el popular Volkswagen Escarabajo
que la firma ideó como coche del pueblo.

Es así, pues, como empezaba la historia de una compañía de servicios que siempre ha permanecido
fiel a los principios de su fundador, a pesar de las dificultades de algunos
momentos, y que «hoy es más fuerte que nunca», en palabras de su actual
presidente, Wendelin Wiedeking. Contra viento y marea, la empresa no sólo ha
sabido preservar su más codiciado bien, la independencia, sino que hoy controla
ya más de un 30% del capital del gigante Volkswagen y pretende llegar hasta el
50%. Además, a pesar de su reducido tamaño, Porsche es una de las compañías más
rentables del sector del automóvil. Un elevado porcentaje de las acciones de
Porsche continúa todavía en manos de la propia familia, que cuenta con sus
representantes en los más altos órganos de dirección.
Volviendo a los inicios, el Porsche 356, con avances como la carrocería de
aluminio, recibió numerosos elogios y se decidió continuar con una pequeña
producción, que llegó a las 52 unidades en 1950, momento en el que se materializa
el regreso a Stuttgart de la empresa para dar un nuevo aire al proyecto. El
primer objetivo fue montar 100 coches al año, pero el éxito superó todas las
expectativas y 15 años después, en 1965, se habían fabricado nada menos que
77.766 unidades de este modelo.
El siguiente escalón vino con la llegada del 911, un concepto de coche que
se mantiene hasta nuestros días, tanto en el apartado de diseño, con las líneas
maestras intactas 45 años después, como en el técnico, con una arquitectura muy
peculiar de motores traseros y cilindros opuestos (bóxer).
En 1966 apareció el Targa, el descapotable seguro; en 1972, una variante de
altas prestaciones, el Carrera RS 2.7; y, dos años más tarde, entró en escena
el primer Turbo, el vehículo de gran producción más rápido de la época. Aun
así, no todo han sido alegrías en la casa alemana y también se lanzaron algunos
modelos que no gozaron del favor del público. Es el caso del modesto 924 o del
tecnológicamente avanzado 928, un excelente producto que no cuajó del todo,
pues muchos clientes no entendían un deportivo de la marca Porsche que se
alejara del formato peculiar del 911.
En la última etapa los nuevos intentos de diversificar la gama han obtenido
mejores resultados. En 1996 se presentaba el Boxster y hace sólo tres años una
variedad de la misma familia, el Cayman, ambos con una excelente acogida.
Sin embargo, la apuesta más arriesgada llegó en 2002 con el lanzamiento del
Cayenne, un todoterreno deportivo que nadie sabía cómo iba a encajar en la
mentalidad de los «porschistas»… y el triunfo ha sido sonado.
Animados por ello, los responsables de la marca apuestan ahora por una
nueva aventura y, en 2009, verá la luz otro proyecto revolucionario, el
Panamera, un gran turismo de dos puertas y cuatro plazas para disfrutar de la
deportividad más pura con toda la familia. ¿Cuál será el próximo escalón?
El 5 de julio empiezan las ventas de una nueva generación del Porsche 911,
que en esta enésima transformación apenas recibe cambios estéticos, pero sí
presenta novedades técnicas de gran calado, entre las que destacan los motores
gasolina de inyección directa y una avanzada caja de cambios automatizada. Esta
transmisión de siete velocidades, conocida como PDK, dispone de un sistema de
doble embrague que consigue un rendimiento óptimo al no haber casi pérdidas de
fuerza ni de tracción en el paso de una a otra marcha. Además, eso permite una
increíble suavidad de funcionamiento y una rapidez insólita en los cambios.
Gracias a esto, las mejoras en consumos y prestaciones son notables
respecto a la anterior caja automática Tiptronic S, con un ahorro que puede
llegar al 13,2%. Para las dos versiones del 911 que se van a lanzar en un
primer momento, el Carrera y el Carrera S, sólo se mantienen la arquitectura y
la cilindrada de sus motores. Las nuevas mecánicas de inyección directa son 5
kilos más ligeras, reducen en un 40% los componentes y disminuyen el ruido y
las vibraciones. El propulsor 3.6 del Carrera gana 20 CV (345 ahora) y el 3.8
del Carrera S, incrementa la potencia en 30 CV (385).
Antonio Horacio Stiusso