lunes, 17 de marzo de 2014

LA HISTORIA DEL MITSUBISHI MOTORS


La Mitsubishi se fundó el 13 de mayo de 1870 por Yatarō Iwasaki, hijo de una familia samurái. Desempeñó un importante papel en la transformación de Japón en una sociedad industrializada. Se dedicó en un principio al transporte marítimo. La marca y el nombre de Mitsubishi, se refieren a 'tres diamantes'. Su nombre se deriva de las palabras mitsu, que significa tres, e hishi, que significa castañas de agua triangulares. En la actualidad, es un consorcio de compañías descentralizadas.

En 1873 la compañía es nombrada Mitsubishi Shokai. Gracias a la promoción y juicio de su fundador se convertiría en uno de los más poderosos consorcios de Japón.
A finales del siglo XIX, la compañía (que genera ella sola la mitad del tráfico marítimo japonés) inicia un proceso de diversificación que finalizaría con la creación de tres entidades:
Mitsubishi Bank, banco fundado en 1919. Tras fusionarse en 1996 con el Banco de Tokyo, el grupo se ha convertido en el primer banco del Japón.
Mitsubishi Corporation, fundada en 1893, sirve a la financiación interna del grupo.
Mitsubishi Heavy Industries engloba las actividades industriales del grupo. Se divide a su vez en: Mitsubishi Motors que es el 1er constructor automovilístico japonés y el sexto en tamaño. Luego Mitsubishi Atomic Industry, dedicada a la energía nuclear y por último Mitsubishi Chemical, que es la mayor empresa química del Japón.
Las sociedades del grupo poseen una miríada de filiales y contratas que no llevan el nombre Mitsubishi. Por ejemplo, el operador japonés de satélites de telecomunicaciones, la Space Communications Corporation está participada por una treintena de sociedades del grupo Mitsubishi aunque no porte su nombre.
Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, Japón es ocupado por los Estados Unidos. El General MacArthur gobierna el país. Los Estados Unidos quieren eliminar los consorcios, al considerarlos los principales incitadores a la guerra, entre ellos Mitsubishi (que había producido bastante material militar para el ejército japonés, incluido el famoso caza A6M).
El 30 de septiembre de 1946 los administradores estadounidenses decretan la disolución del grupo, con la prohibición expresa de reunificarse. Otros grupos, como Sumitomo, siguieron la misma suerte. Se impide también la existencia de vínculos financieros entre las empresas que habían pertenecido al grupo, e incluso su emblema es prohibido, si bien reaparecería progresivamente.
Desde entonces, de manera oficial el único vínculo entre las distintas empresas del grupo es una antigua casa en la que regularmente se reúnen los presidentes para distribuir las subvenciones (autorizadas) a los partidos políticos y decidir qué filiales están autorizadas o no a llevar el nombre y el logotipo de Mitsubishi. Sin embargo, muy lentamente, aquí y allá se producen acercamientos o reagrupamientos entre las antiguas empresas del grupo.
Las sociedades del grupo Mitsubishi son consideradas como empresas tradicionales, productoras de bienes y servicios de alta gama. Por lo general prestan muchísima atención a su imagen de marca y muchas de ellas trabajan para las distintas administraciones.

Emblema de la Mitsubishi: el Lancer
Lo bueno de la historia del Lancer se remonta a los circuitos de rally, y la versión GTS está basada en toda esa experiencia para ofrecerte ese manejo deportivo que muchos buscamos en un auto. Esto se complementa con tecnología como cámara de reversa y comandos de voz.
Lo malo es que, a pesar de su deportividad, la transmisión CVT que lleva dentro no es la mejor opción para los que quieren ir al siguiente nivel. El desempeño que esta caja de velocidades ofrece está bien para el conductor promedio, pero resulta un tanto aburrida para una versión GTS.

En fin, no sólo es el Lancer el mejor equipado, también es el más fiel a su herencia deportiva. La S&S en su nombre viene de Sun and Sound, así de claro deja Mitsubishi que esta versión de su modelo más famoso fue creada con un solo propósito: hacer que sus dueños siempre se sintieran relajados y listos para la diversión.

                                                                                                        Antonio Horacio Stiusso

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