El
Toyota Corolla es uno de los modelos más vendidos del fabricante japonés y
aunque en muchos mercados ya no se vende el compacto bajo este nombre, hemos
querido hacer un breve vistazo a la historia de este modelo. Analizaremos bajo
el microscopio las primeras generaciones
del Toyota Corolla, un viaje sorprendente.
1966
fue el año en el que el Toyota Corolla arranca su comercialización como uno de
los compactos con mayor calidad de su segmento. Y además, supuso el salto de la
marca japonesa a otros mercados fuertemente colonizados por vehículos locales.
Estados Unidos fue de los primeros en saber de sus bondades y en 1968 aterrizó
en este gran país tan difícil de impresionar.
Los
motores que se acoplaron en el Toyota Corolla eran unos modestos 1.0 que
entregaban unos 50-60 caballos de potencia, aunque posteriormente fue
actualizado a un L4 con 8 válvulas con carburador y 1.077 cc entregando 60
caballos. Este propulsor no estaba sólo y poco después se incorporó un 1.166cc que
desarrollaba 65 caballos. En 1969 estos motores fueron revisados para que
entregasen 13 caballos más cada uno.
En
1970, el Toyota Corolla ya había manifestado que era un vehículo con una
calidad muy buena, con un precio muy accesible y un comportamiento dinámico sin
igual. De hecho, gracias al Toyota Corolla, la clásica alta fiabilidad del
fabricante japonés se conoció en todo el mundo y ahora la marca es reconocida
por su elevada calidad, su precio muy ajustado y por una durabilidad
excepcional.
De
1970 a 1974, el Toyota Corolla confirmó el buen hacer durante la primera
generación. De hecho, ya se había convertido en el segundo vehículo más vendido
en todo el mundo gracias al auge en Estados Unidos. Las palabras calidad y
fiabilidad ya eran una marca de distinción para el Corolla.
Sin
embargo, los avances en materia tecnológica eran muy interesantes al incorporar
por primera vez una transmisión automática y un nuevo propulsor con 1.2 litros
de cubicaje y una potencia de 73 caballos. En 1971 llegó el motor 1.6 litros
con 102 caballos, una configuración, que si bien ha sido muy evolucionada hasta
no tener nada que ver, se ha seguido manteniendo en la actualidad, los clásicos
e indestructibles motores con 1.6 litros.
En
1972 llegó el primer restyling, que afectaba principalmente a la parrilla y a
nuevos y jugosos elementos estéticos. A finales del siguiente año, el Toyota
Corolla recibía una variante deportiva llamada SR5 con una transmisión manual
con cinco relaciones.
Entre
1974 y 1978, el Toyota Corolla ya tenía hasta cinco variantes disponibles: una
coupé, sedan de 4 puertas, de dos puertas, el station y el SR5. Pero los
responsables querían más y se le agregaron en 1976 los novedosos Liftback y
Fastback.
El
primero, el Liftback, no era más que un coupé confiable con una ventana trasera muy
novedosa y un asiento trasero plegable al 50/50, mientras que el Toyota Corolla
Fastback, que no era más que una variante con tintes deportivos del Liftback,
consiguió enamorar a muchos clientes. El Toyota Corolla Fastback tuvo versión
SR5 además de una estándar que se colocó en un escalón de precios inferior al
Toyota Celica.
1979
y 1982 fueron años en los que el motor alcanzó los 1.8 litros de cubicaje y
hasta 75 caballos de potencia y tuvo la posibilidad, en las variantes estándar,
de equipar transmisiones manuales con 4 o 5 relaciones y una automática con 3.
Al final de su vida comercial incorporó lo que fue la primera caja de cambios
automática con 4 relaciones de su segmento. Un hecho inédito.
Pero
el cambio llegaría con la adopción de un nuevo chasis que convertía al Toyota
Corolla en un vehículo más amigable, más sencillo de conducir y sobre todo, más
divertido. El Toyota Corolla de cuarta generación tuvo una gran representación
deportiva con variantes SR5 tanto coupé, como liftback e incluso station.
Antonio Horacio Stiusso
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